Rafael fue el artista m?s parecido al gran escultor Pheidias. Los griegos dec?an que este ?ltimo no hab?a inventado nada, pero fue capaz de llevar cada tipo de arte inventado por sus predecesores a tal c?spide, que logr? alcanzar la armon?a pura y perfecta. Estas palabras, ⌠armon?a pura y perfecta■, expresan, de hecho, mejor que cualquier otra, lo que Rafael llev? al arte italiano. De Perugino tom? toda la delicada gracia y sutileza de la escuela de Umbria, adquiri? la fuerza y la certidumbre en Florencia, y cre? un estilo basado en la fusi?n de las lecciones de Leonardo y de Miguel ?ngel a la luz de su propio esp?ritu noble. Sus composiciones sobre el tema tradicional de la Virgen y el Ni?o les parecieron a sus contempor?neos intensamente novedosas, y s?lo su gloria consagrada evita que percibamos en la actualidad su car?cter original. Logr? un trabajo a?n m?s sorprendente en la composici?n y la realizaci?n de los frescos con los que, desde 1509, adorn? las Stanze y la Loggia en el Vaticano. La cualidad de lo sublime, que Miguel ?ngel alcanz? a trav?s de su fervor y su pasi?n, Rafael la logr? mediante un dominio del equilibrio entre la inteligencia y la sensibilidad. Una de sus obras maestras, La escuela de Atenas, fue decididamente hija de su genio: los diversos detalles, las cabezas, la suavidad del gesto, la facilidad de la composici?n, la vida que circula por todas las partes iluminadas son sus rasgos m?s caracter?sticos y admirables.