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«Leonardo da Vinci»
Серия: Great Masters

Leonardo pas? los primeros a?os de su vida en Florencia, su madurez en Mil?n y los ?ltimos tres a?os de su existencia en Francia. El maestro de Leonardo fue Verrocchio. Primero fue orfebre, luego pintor y escultor: como pintor, fue representante de la escuela cient?fica del dibujo; m?s famoso como escultor con la estatua Colleoni en Venecia, Leonardo fue adem?s un hombre de gran atractivo f?sico, encantador en sus modales y conversaci?n y poseedor un intelecto superior. Era versado en las ciencias y las matem?ticas de su ?poca, adem?s de ser un m?sico de grandes dotes. Su habilidad como dibujante era extraordinaria y puede verse en sus numerosos dibujos, as? como en sus comparativamente escasas pinturas. Su habilidad manual estuvo al servicio de la m?s minuciosa observaci?n e investigaci?n anal?tica del car?cter y la estructura de las formas. Leonardo fue el primero de los grandes hombres que tuvieron el deseo de captar en una pintura un cierto tipo de comuni?n m?stica creada por la fusi?n de la materia y el esp?ritu. Ya terminados los experimentos de los Primitivos, realizados de forma incesante durante dos siglos, y con el dominio de los m?todos de pintura, fue capaz de pronunciar las palabras que sirvieron de contrase?a a todos artistas posteriores dignos de tal nombre: la pintura es una cuesti?n espiritual, cosa mentale. Complet? el dibujo florentino con el modelado por luz y sombras, un sutil recurso que sus predecesores s?lo hab?an usado para dar una mayor precisi?n a sus contornos. Us? ese maravilloso talento en el dibujo, as? como su manera de modelar la figura y el claroscuro, no s?lo para pintar la apariencia exterior del cuerpo, sino para hacer algo que nunca se hab?a logrado con tal maestr?a: plasmar en sus obras un reflejo del misterio de la vida interior. En la Mona Lisa y sus otras obras maestras lleg? a utilizar el paisaje como algo m?s que una mera decoraci?n pintoresca, convirti?ndolo en una especie de eco de esa vida interior y en un elemento de la armon?a perfecta. A trav?s de las todav?a muy recientes leyes de la perspectiva, este docto erudito, que adem?s fue un iniciador del pensamiento moderno, substituy? la manera discursiva de los Primitivos por el principio de concentraci?n, que es la base del arte cl?sico. La pintura ya no se presenta al espectador como un conjunto casi fortuito de detalles y episodios. Se convierte en un organismo en el que todos los elementos, las l?neas y colores, las sombras y la luz componen una trama sutil que converge en un centro a la vez sensual y espiritual. La preocupaci?n de Leonardo no era la importancia externa de los objetos, sino su trascendencia interna y espiritual.

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